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El teletrabajo está teniendo un gran impacto en el sector inmobiliario

Posted by SpringLivingMedellin on 19 de octubre de 2023
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El impacto del teletrabajo en el mundo empresarial ha sido un tema de debate constante en los últimos años. En el 2020, muchas empresas se lanzaron al teletrabajo debido a la pandemia, y al principio, parecía que este modelo funcionaba sorprendentemente bien. Algunas incluso se jactaban de los beneficios que habían obtenido al eliminar la necesidad de una ubicación física y permitir que los empleados trabajaran desde la comodidad de sus hogares.

Sin embargo, tres años después, la situación ha cambiado drásticamente. Muchas de estas mismas empresas están presionando a sus empleados para que regresen a la oficina, y el teletrabajo ya no se ve con los mismos ojos. Los directivos argumentan que la productividad ha disminuido, pero esta afirmación es objeto de controversia y debate.

En el mundo empresarial, existe un dicho que dice que «si algo no se puede medir, no existe». La toma de decisiones en las empresas suele basarse en datos concretos y medibles. Sin embargo, en el caso del regreso a la oficina, las decisiones se basan en gran medida en opiniones y percepciones en lugar de en datos sólidos.

Frases como «los equipos tienden a estar mejor conectados entre sí cuando se ven en persona con más frecuencia» o «simplemente no hay sustituto para reunirse en persona» se han convertido en argumentos comunes para impulsar el regreso a la oficina. Estas afirmaciones son hechas por líderes de empresas influyentes, como Andy Jassy de Amazon y Fiona Cicconi de Google. Sin embargo, la validez de estas afirmaciones sigue siendo objeto de debate, ya que no hay datos específicos que las respalden de manera concluyente.

La productividad es otro aspecto que se ha utilizado para justificar el regreso a la oficina. Sin embargo, medir la productividad de manera precisa en un entorno de trabajo remoto es un desafío. No se trata solo de la cantidad de trabajo realizado, sino también de la calidad y el impacto de ese trabajo. Además, otros factores económicos, como los salarios y la inversión en herramientas de trabajo, también influyen en la percepción de la productividad.

Es importante destacar que la productividad no es una métrica constante; tiende a fluctuar en ciclos, con períodos de aumento y disminución. Por lo tanto, atribuir la caída de la productividad exclusivamente al teletrabajo puede ser una simplificación excesiva de un fenómeno más complejo.

El panorama de las oficinas vacías es un asunto que está generando inquietud en diversos sectores, especialmente en el inmobiliario e incluso en el financiero. Mientras que los empleados expresan sus preferencias por seguir trabajando de forma remota o adoptar modelos de trabajo híbridos, algunas decisiones sobre el regreso a la oficina parecen estar impulsadas por actores muy distintos. En este escenario, las promotoras inmobiliarias y los fondos de inversión están en el centro de la escena.

Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los gigantes inversores en el sector inmobiliario, ha señalado en Forbes la creencia de que un retorno masivo a las oficinas podría aumentar la productividad. Esta afirmación puede ser vista como un intento de presionar para llenar las oficinas y darle un propósito más inmediato a las inversiones en bienes raíces comerciales. La situación es apremiante, con un considerable porcentaje de oficinas en Estados Unidos actualmente vacías, alcanzando cifras que no se habían visto desde la crisis financiera de 2008.

El teletrabajo llegó en un momento en que los tipos de interés eran bajos e incluso negativos en algunas regiones, lo que llevó a los fondos de inversión a adquirir edificios de oficinas con la expectativa de obtener ganancias cuando la situación volviera a la normalidad. Sin embargo, la adopción generalizada del trabajo remoto ha sacudido los planes de estos fondos, poniendo en peligro sus inversiones y desencadenando una lucha por revertir esta tendencia.

Los bancos, por su parte, se encuentran en una situación complicada. Si los fondos de inversión no pueden cumplir con sus pagos debido a la disminución del valor de los activos inmobiliarios, los bancos podrían verse obligados a ejecutar hipotecas y quedarse con miles de oficinas vacías en sus manos. Esto se convierte en un problema especialmente en un contexto de tipos de interés mixtos y un flujo de crédito contenido, lo que dificulta la venta de estas propiedades. En resumen, los bancos se enfrentan nuevamente a la perspectiva de estar atrapados con una gran cantidad de bienes inmuebles que no pueden liquidar, algo que ya experimentaron en la crisis financiera anterior.

Las pérdidas proyectadas son significativas, y el teletrabajo es considerado el principal culpable. Según el informe del McKinsey Global Institute, se espera que el trabajo remoto y híbrido reduzca drásticamente el valor de las oficinas en importantes centros de negocio a nivel mundial. En algunas estimaciones, se habla de hasta 800.000 millones de dólares en pérdidas para 2030, lo que equivale a una disminución del 26% en el valor actual de las propiedades comerciales. Entre todas estas ciudades afectadas, se pronostica que San Francisco y Silicon Valley serán las más golpeadas.

Un informe de analistas de Morgan Stanley también respalda estas proyecciones, anticipando una fuerte caída en el mercado inmobiliario comercial en los próximos años. El espacio de oficinas vacías se convierte en una preocupación económica importante, ya que representa un lastre financiero tanto para los propietarios como para las empresas que realizaron inversiones millonarias en adquisiciones, arrendamientos y remodelaciones de edificios de oficinas. Si los trabajadores no regresan en masa a la oficina, esto podría tener un impacto negativo en la economía de las grandes ciudades.

En resumen, el conflicto entre el trabajo en la oficina y el teletrabajo no solo tiene un impacto en la forma en que las empresas operan, sino que también está sacudiendo los cimientos del mercado inmobiliario y plantea desafíos significativos tanto para los inversores como para los bancos. El futuro de las oficinas comerciales es incierto, y el debate continúa mientras se buscan soluciones para abordar esta compleja situación.

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